04 agosto, 2014

Show must go on...

De niño nunca me arriesgué demasiado. No solía practicar deportes en general; prefería jugar a otras cosas más tranquilas: juegos de construcción, muñequitos articulados... Si, claro, alguna vez me tropecé o caí de la bici o me acertaron con una piedra... Incluso una vez me rompí un brazo saltando de un columpio porque creí que podría llegar volando al edificio de en frente, pero jamás de los jamases me tuvieron que coser o dar un punto... Y eso ha sido así hasta ayer...

Justo antes de una función de teatro, paf!! Golpe en la cabeza con una chapa afilada... Uy... Cómo duele... Uy... Cómo sangra... Uy... Uy... Uyyyyyyy...

El resultado: dos puntos en lo alto de la cocorota poco rato antes de tener que salir al escenario, dolor, bastante dolor y un poco de mareo.


Evitemos morbos... la foto en primer plano de la herida es muy desagradable

El caso es que como me libré de ayudar en el montaje del escenario, pues estuve pensando un rato... Resulta que excepto eso que os cuento en el primer párrafo, gran parte de mis "heridas de guerra" han sido causadas por el "show business".

Hace años, en mis primeras representaciones y ensayos, me fisuré un par de veces alguna costilla, pero "Pedro y el Capitán" tenían que seguir, Benedetti no tenía la culpa de mi torpeza, y el poquito público que me estaba viendo, menos aún. En otra ocasión, durante la grabación de "La Serie Online", una escena en la que sufría un arrebato de furia (cap. 12 alrededor del minuto 4:15) y pisoteaba una cámara me hizo aprender qué hueso es el calcáneo y lo que fastidia que se fisure... (En muchas escenas posteriores estoy más quieto de lo normal o sentado...)
Seguiría escribiendo para llegar a dilucidar una conclusión a este texto, pero mejor es que cada uno saque la suya... A mi, ahora mismo, me duele mucho la cabeza.

Post data: la función fue genial!!

No hay comentarios:

Publicar un comentario